miércoles, 29 de febrero de 2012

SIEMPRE NOS QUEDARÁ ABRIL

Te imagino bella. En todos los sentidos. Oigo las canciones que me recomiendas y no puedes ser de otra manera.


Te imagino cálida. Leo todo lo que escribes. No puede haber frío en ti.

  
Te imagino con la mirada clara y limpia. Seguramente verde. No puedo dejar de mirar las fotografías que acompañan cada una de tus cartas y ellas me hablan de tus ojos.


Te imagino como el mar en calma. Pero inoculadora de grandes dosis de adrenalina en los momentos más personales.


Te imagino imaginándome. Igual que hago yo contigo. Por eso, siempre tengo excusas para no conocernos. Por miedo a defraudarte y que no sea como imagino que me imaginas. Por eso, y porque nos quedan todos los abriles para hacerlo…


martes, 28 de febrero de 2012

28 DE FEBRERO DE 1999

Tapiaste, con material indestructible, la entrada a la azotea donde me gustaba hablarte de los sueños en los que tú siempre aparecías, aunque siempre supe que no querías estar en ellos. Me pregunto qué es lo que hizo que estuvieras tanto tiempo a mi lado.



Te ocupaste de borrar todos los caminos que llevaban hacia ti para que no hubiera posibilidad de volver a empezar o a hacer las cosas bien. No sé en qué momento pensaste en hacer todo lo que me hiciste después. Ni siquiera me planteo si tuviste algún motivo, pero, de tenerlo, seguro que fui yo quien te lo dio.



Supongo que, a tu modo, me quisiste, y que todo lo que me hiciste vivir después, fue tu forma de demostrármelo. Quiero creer eso. Prefiero pensar así y no ser de la opinión de los que dicen que hay maldad en ti e intentan convencerme de ello. Porque yo sí te quise como no he vuelto a querer a nadie más, si es que existe una medida para eso. Incluso me prometí a mí mismo que, después de ti, nadie más. Y quiero que sepas que lo he cumplido, salvo un par de momentos de debilidad. Pero que no ha habido nada más allá de lo que yo he sentido. Que la única vez, de esas dos, que pude ser correspondido salí huyendo.



A pesar de todo lo que he pasado por ti, hasta no hace mucho hubiera bastado una muestra de piedad hacia mí o una mirada tan verde de las tuyas, para que yo hubiera dejado todo y fuera detrás de ti, olvidando todo, y consiguiera olvidar todo el mal que me has hecho. Ahora, solo indiferencia es lo que me provoca tu recuerdo. Ni amor, ni cariño. Ningún tipo de afecto. Tampoco odio. ¿No te parece que es muy triste este no sentir nada?

 ***

28 de febrero de 1999. Domingo. Alrededor de las diez de la noche. En La Cocktelera. Un gin tonic de Beefeater y un Dyc con coca cola. “¿En qué piensas?” “En nosotros. En que podríamos poner un poco de nuestra parte y hacer que esto funcionara de verdad. ¿Y tú?” “En que quiero que lo dejemos.” “¿Puedo saber por qué?” “Porque no eres el tipo de hombre que yo esperaba.” Te acompañé a casa. Como siempre. Subí tu escalera por última vez. Hasta el cuarto piso. “¡Que te vaya bonito!”, mi despedida.

 ***

Hoy se cumplen 13 años de esa conversación. Donde terminó lo nuestro y empezó mi calvario. Durante todos estos años no he dejado de preguntarme qué tipo de hombre esperabas que fuera. Sigo sin encontrar la respuesta. Pero, hace tiempo que, por fin, llegué a entender todo y a saber que soy afortunado por no ser como querías que fuera. Y soy muy feliz por ello.



P.D. Hace casi un año que ni siquiera apareces en mis pesadillas.


lunes, 27 de febrero de 2012

FRACASO

No sé por qué pero siempre pensé que el amor dolería menos en la madurez que en la juventud. No el amor. La falta de amor. El fracaso, más bien.

No sé por qué pero siempre pensé que a la edad que tengo ahora los fracasos, del tipo que fueran, harían menos daño.

Pero he descubierto que no es así. Que duelen lo mismo. No. Lo mismo, no. Duelen más. Porque cuando tienes veinte años, aunque el fracaso te parezca el fin del mundo, sabes que te queda toda la vida por delante. Pero a mi edad cada paso que das no sabes si va a ser el último. No sabes si la vida te va a dar la oportunidad de mover otro pie, si cuando tropiezas y caes, va a permitir que te levantes. Y, lo peor de todo, -o quizá lo mejor-, es saber que no vas a tener ganas de levantarte.

domingo, 26 de febrero de 2012

UNA NOTA SUELTA (XIX)


Puede parecernos que aquellos a los que más queremos, esos que un día fueron importantes para nosotros, son los primeros en desaparecer. Sin embargo, sabemos, -estamos seguros de ello-, que, aunque no los veamos tan a menudo como quisiéramos, siempre están cerca, como un ángel de la guarda, y que cuando los necesitemos, -incluso aquellos a los que un día les pedimos que nos dieran tiempo y distancia y se alejaran-, serán los primeros en responder a nuestra llamada. Solo hay que vencer el temor a un rechazo que no llegará por su parte porque están deseando volver.

sábado, 25 de febrero de 2012

A VUELAPLUMA (XL)

Nunca te guardaré rencor porque no llegaras a quererme.

***

Con lo fácil, con lo sencillo, que fue enamorarme de ti y lo difícil, rayando lo imposible, que me está resultando sacarte de mi cabeza.

 ***

Con el mismo guión hemos hecho dos películas totalmente distintas. Tú eres la protagonista de la mía. Yo no aparezco, ni se me espera, en la tuya.


viernes, 24 de febrero de 2012

NUNCA SE CUMPLEN MIS DESEOS

Yo querría haberme muerto ayer.

Pero Muerte no se presentó.

Quizá perdiera el tren

o tuviera mejores cosas que hacer.

Yo querría haber muerto ayer.



Yo querría haberme muerto ayer.

Pero Vida no quiso irse.

Tal vez tuviera problemas de agenda

o no encontrara alojamiento en otro lugar.

Yo querría haber muerto ayer.



Yo querría haberte amado anoche.

Yo quiero que me ames siempre.

Es posible que Amor no saliera a buscarte.

O acaso no te encontrara.

Lo seguro es que lo rechazaste.



Hoy, yo debería estar ya muerto.


 

jueves, 23 de febrero de 2012

NO PUEDO DEJAR DE IMAGINARTE

“Nunca quise tanto a nadie en mi vida.”



En un postrer intento de que las cosas cambien, visito, por última vez, el lugar donde se fabrican los sueños y habitan todos mis anhelos, para realizar mi última ofrenda, para elevar un último deseo. Mientras tanto, esperando ser atendido en mis ruegos, seguiré jugando a imaginarte. A imaginar que la luz se detiene en mí y, por fin, me ves. A imaginar que el lugar de mi vida que quieres ocupar es el centro. A imaginar que el momento y el lugar donde estemos siempre será una fiesta. A imaginar que lo primero que vea todos los despertares que me quedan sea tu pelo revuelto sobre tu cara y tenga que apartarlo para darte el primer beso del día. A imaginar que no necesitaré soñarte porque bastará que alargues tu brazo para tocarme y hacerme saber que ya he encontrado el lugar cálido y seguro que siempre he buscado y en el que quiero quedarme. A imaginar que las yemas de mis dedos conocen todos los caminos que llevan a tu cuerpo al placer. A imaginar que, hasta el último, todos mis días tendrán olor a manzana. A imaginar que tenemos tardes de domingo de palomitas y chocolatinas y que lo de menos sea la película. A imaginarnos saliendo a la calle los días de tormenta esperando que estalle sobre nuestras cabezas y saltar, como colegiales, en los charcos. A imaginarme gruñendo cada vez que tus pies fríos busquen el calor de los míos. A imaginar que dejo de escribirte estas notas porque te susurraré, en nuestro idioma secreto, todas las palabras que inventaré para ti en el duermevela que antecede al sueño. A imaginar que dejo de componer poemas de Adioses y solo escribo de Bienvenidas. A imaginar que nunca volverá a haber tiempo ni distancia entre nosotros. A imaginar que el único dolor que me causes es el que me provoque el no poder parar de reír cada una de tus ocurrencias. A imaginar que siempre sabrás que tú eres mi Fermina Daza y yo, tu Florentino Ariza. A imaginar que nunca olvidarás y que lo tendrás en cuenta, si alguna vez llega el momento, que “no puede cansarse de esperar / aquel que no se cansa de mirarte.”


miércoles, 22 de febrero de 2012

TUVE QUE IRME

Tuve que irme. Para que no te ahogaras con mi presencia, tuve que irme. No cabía otra cosa que marcharme. Se me hacía insoportable estar a tu lado y saber que no íbamos a volver a rozarnos ni aunque viajáramos en un autobús atestado. Coincidir cara a cara en el ascensor a distancia de beso y no poder ni mirarnos a los ojos.



Tuve que irme. Para que pudieras volver a ser tú, tuve que irme. Apagar nuestro incendio poniendo océanos de hielo en el pasillo que separaba tu corazón de mi puerta para que no pudiéramos atravesarlo ninguno de los dos y quedáramos aislados donde seguimos estando hoy.



Me pregunto si en los brazos que hoy te rodean estás cómoda o quieres salir huyendo hacia los míos; si te acogen como lo hacía yo o te sientes prisionera cuando te abrazan. No puedo dejar de preguntarme si donde hoy estás es de día o hace frío; si la noche lo inunda todo o las horas pasan rápido; si por fin duermes en paz o he vuelto a aparecer en tus sueños; si, al no estar yo, se ha acabado tu invierno para siempre y todos tus días son perfectas noches de sábado…



***



Recuerdo tu frase de despedida. No hay día que no me acuerde de ella al despertar estos días en los que este cierzo helador me ha robado todo menos tu recuerdo:



“¿Tú crees que la vida nos devolverá alguna vez esta primavera que creíamos eterna y que nos está arrebatando?”


martes, 21 de febrero de 2012

OPCIÓN DE FUTURO

Volveré por ti.
No vaciles.
Da igual el tiempo que pase.
Volveré a buscarte.

Volveré por ti.
Tú lo sabes.
No importa lo que hoy nos separe.
Volveré a buscarte.

Volveré por ti.
Me conoces bien.
No habrá nada que me detenga.
Volveré a buscarte.

Volveré por ti.
No lo dudes.
Seguiré de nuevo tu senda.
Volveré a buscarte.

Volveré por ti.
Sabré dónde encontrarte.
Volveré a buscarte.
¿Estarás ya preparada para acompañarme?

lunes, 20 de febrero de 2012

NUESTROS JUEGOS

Vamos a seguir pintándonos. Revuélveme en la mezcla de tus colores favoritos para que todos sepan que soy solo tuyo. Yo te pintaré de rojo. Quizá de azul eléctrico. Para no olvidarte nunca. Para poder verte siempre.

Vamos a seguir dibujándonos con el roce de nuestros cuerpos en nuestros dedos. Repasemos cada recta, cada curva, todas las veces que sea necesario. Que no lleguemos a saber dónde empieza tu cuerpo y dónde termina el mío.

Vamos a continuar haciendo que no nos conocemos. A seguir teniendo encuentros fortuitos como amantes clandestinos, besándonos bajo la luz de cada farola de vuelta a casa.

Vamos a seguir refugiándonos bajo las sábanas. Haciendo saltar chispas. Provocando pequeños incendios.

No dejemos nunca de jugar a nuestros juegos.


domingo, 19 de febrero de 2012

PROHIBICIÓN

“El cielo es un lugar en la tierra contigo.”

Voy a prohibirme escribir en el blog las mañanas que amanecemos juntos para que cuando vuelva a la cama no salgas corriendo a leer si esta vez me he decidido, por fin, a escribir de ti.

Voy a prohibirme escribir en el blog las mañanas que despierto a tu lado y así quedarnos retozando, que mis manos se pierdan en tu cuerpo, volver a los besos y repetir cada momento de esta noche.

Voy a prohibirme escribir en el blog las mañanas que preparo café para dos y susurrarte al oído las palabras que nunca escribiré en él porque solo a ti te pertenecen.


“Solo merece la pena vivir si alguien te ama.
(Ahora tú lo haces… Ahora tú lo haces…)”


sábado, 18 de febrero de 2012

A VUELAPLUMA (XXXIX)

Tu cuerpo era el mapa donde habitaban mis dedos.

 ***

Llegará el día en que, más que un recuerdo, seas una pesadilla. Pero si vas a ser tú mi pesadilla, me obligaré a soñar todas las noches y a recordar todos mis sueños.

 ***

Ojalá nuestros mejores capítulos estuvieran aún por escribirse…


viernes, 17 de febrero de 2012

CAUSA / EFECTO


Así desaparece.
Tu recuerdo escapando de mí,
como agua entre mis dedos.

Así acaba.
Cayendo el telón,
diciendo adiós al escenario.

Así concluye.
Todo final tuvo un principio.
Este final nuestro no conoció el suyo.

Así termina.
En esta luz y en este momento,
nos separamos para siempre.

Será casualidad…

… O, tal vez, causalidad…

… Pero ha vuelto a empezar a llover en tu escalera.

jueves, 16 de febrero de 2012

MÉTODOS DE AUTODEFENSA: EL AUTOENGAÑO

Me engaño.

No puedo evitarlo.

Engañarme.

Para no pensar en ti

visito nuevos lugares.



Me engaño.

Sé que esta noche lo estoy volviendo a hacer.

Engañarme.

Para tratar de no recordarte,

salgo de caza por los bares.



Me engaño.

Hago todo lo que puedo por hacerlo.

Engañarme.

Para no imaginarte

me refugio en otros besos.



Me engaño.

Sin control, compulsivamente.

Me miento.

Pretendo convencerme

de que ya no me dueles.



Me engaño.

Todo el tiempo, sin descanso.

Engañándome.

Si hoy consigo no evocarte

venceré el deseo de verte.



Me engaño.

Me desprecio por hacerlo.

¿Engañarme?

No.

Intentar olvidarte.


miércoles, 15 de febrero de 2012

EMPAQUETANDO RECUERDOS

 “Conservar algo que me ayude a recordarte, sería admitir que te puedo olvidar.”
William Shakespeare

He terminado de guardar en una caja todos los recuerdos que me quedan de ti, los que me dejaste: el roce de tu piel; tus sonrisas; tus miradas, siempre tan cálidas; el aroma de tu perfume; el sonido de tu risa; tu voz llamándome; alguna lágrima que se nos escapó; tu silueta en la penumbra; tu suavidad; alguna caricia; varios abrazos; el primer beso, el que fue distinto a todos, ese de la 1:27 a.m.; tu respiración en mi oído; algún jadeo…

He precintado la caja, he puesto una etiqueta con tu nombre, al que hasta hace un momento hubiera encadenado mi destino, y la he subido al trastero de mi cerebro. Allí permanecerá hasta que tenga que subir otra caja y tenga que deshacerme de la tuya. Ya sabes que la capacidad de mi cerebro es muy limitada.

Y cuando llegue ese día, cuando desaparezcas para siempre y el hueco que dejes sea cubierto, ese será el día, -tú también lo notarás-, en el que ya no habrá posibilidad de que vuelva a haber sitio para ti.

martes, 14 de febrero de 2012

YA NO ME DUELES

Ya no me dueles. Me he dado cuenta al despertar y ser la primera mañana que no eres tú mi primer pensamiento; la evocación que hacía brotar mi primera sonrisa y me hacía adivinar que el día iba a ser perfecto.

Ya no me dueles. Lo sé porque está noche he vuelto a soñar en blanco y negro y ha vuelto el sudor de las pesadillas.

Ya no me dueles. Soy consciente de ello porque me cuesta escribirte. Ya no te pienso y no encuentro las palabras que durante tanto tiempo hablaron de ti.

Ya no me dueles. Visito los lugares, los garitos que frecuentábamos y no siento tu presencia ni te busco entre la gente.

Ya no me dueles. Paseo por las calles que paseábamos y no pienso en un encuentro fortuito. Ni siquiera sé si lo deseo.

Ya no me dueles. Sentado en casa no siento la suave brisa que me anticipaba tu llegada. Y no tengo necesidad de verte.

Ya no me dueles. Y no sabes cuánto me duele que hayas dejado de dolerme…

lunes, 13 de febrero de 2012

¿DÓNDE ESTÁS?

Si ya ni las canciones tristes me hablan de ti; si no apareces en mis letras; si he dejado de imaginar noches perfectas contigo; si no apareces ni de visita en mis sueños; si no te saboreo en la última cerveza, ni añoro brindar contigo en el último bar que cierro esta noche; si hasta el cierzo ha olvidado traerme tu nombre; si la brisa del mar no huele a ti; si ya todos los días son el mismo; si ya no tengo necesidad de verte; si ha dejado de funcionar el modo de centrifugado en mi estómago los pocos días que nos vemos; si no recuerdo el sonido de tu risa; si ya no reconozco tu voz ni el sonido de tus pasos en la ciudad; si me da igual de quién sea el brillo de los ojos que alumbra mis noches; si no te echo de menos…

… ¿dónde estás?, ¿dónde te has quedado?

domingo, 12 de febrero de 2012

A VUELAPLUMA (XXXVIII)

Hay luces que no iluminan. La tuya me deslumbró y me ha dejado ciego.

***

Aunque mi corazón no quiera, he de sacarte de mi cabeza.

***

La última vez que volví a una casa vacía, continuó vacía.

sábado, 11 de febrero de 2012

AUTOMEDICACIÓN (RECETA URGENTE DE MADRUGADA)

A Alejandra, por noches como esta, tan llenas de palabras, risas…

“Prometo que no me verás, que no voy a molestar…”

Me receto soledad en grandes dosis. De casa al trabajo. Encerrarme con llave en la oficina. Del trabajo a casa. Enclaustrarme en mi despacho. Sin luz. Persianas a media asta. Hasta fundirme con la oscuridad y el silencio.

Me prescribo enormes dosis de incomunicación. Desconectar teléfonos. El ordenador apagado. Blindar todas las puertas. Atrincherarme en casa. Salir solo lo necesario.

Me prometo no pensarte. No soñarte. No escribirte. No llamarte. No verte. Abstinencia absoluta de ti.

Intuyendo que será peor el remedio que la enfermedad, abandonaré el tratamiento y saldré a buscarte.

Las noches son mejores si nos vamos los dos.”

viernes, 10 de febrero de 2012

NO PUEDO ARREPENTIRME

Me quedé colgado de unos ojos que no me vieron, que no supieron verme, que no quisieron verme. Yo deseé morir porque su mirada nunca se detuvo en mí.

Me dejé atrapar por unos labios que no quisieron probar los míos; por unos brazos que jamás desearon abrazarme; por un cuerpo que nunca extrañará las yemas de mis dedos.

Renuncié a amores fugaces; a promesas de una vida feliz. Nunca nada de lo que me ofrecieron me pareció bastante. Yo solo viví mi tiempo para ella. Nunca hubo espacio en mi vida para nadie que no fuera ella. Nunca hubo nada igual en mi vida. Por mi propia voluntad nunca me hubiera separado de su lado.

Pero la herida no se cerraba y me estaba desangrando…

No tuve más remedio que poner tiempo y distancia entre nosotros.… Océanos de fingido olvido… Toneladas de falsa indiferencia… Años luz entre cada uno de nuestros encuentros…

Y el dolor y la soledad se convirtieron en mis más fieles amantes. Les hice prometerme que nunca me abandonarían… Y duermen cada noche a mi lado…

Aun así, no puedo arrepentirme de ese amor.

Nunca lo haré…

jueves, 9 de febrero de 2012

EPÍLOGO. (LA CANCIÓN PROMETIDA)

Gracias. Una y otra vez. Por todo. Siempre.

Para imbuirme de inspiración
y terminar pronto este canto,
acabo otra vez borracho
finiquitando todo el licor.

Me acompaña en mi delirio
el gato negro de mis madrugadas
que me muestra la bajada
para caer pronto al abismo.

Mi dipsomanía,
esta falta de ganas,
no creer en un mañana,
acortan más mis días.

A punto de perder la razón
y antes de caer al suelo
me entretengo con el vuelo
de un tiempo que fue mejor.

En ese preciso momento
llego a la conclusión
que lo mejor del adiós
es la posibilidad del reencuentro.

Mi dipsomanía,
esta falta de ganas,
y no creer en el mañana,
acortan más mis días.

Y se acabará mi vida
en un incontrolable derroche
de cientos de noches
en callejones sin salida…
Con mi dipsomanía,
renunciando a mis sueños,
sintiéndome tan pequeño,
digo adiós a aquellos días.

Todos los momentos son perfectos para el amor.
Este es el único adecuado para nuestro adiós.

FIN

miércoles, 8 de febrero de 2012

DESPIDIENDO ESTE INVIERNO. ESPERANDO PRIMAVERAS

Se irá el invierno. Esperaré sabiendo que, cuando llegue, la anhelada primavera no será para mí. Pasaré las tardes sentado en un banco de Gran Vía viendo cómo pasean las felices universitarias.
Se irá el frío. Lo único que vendrá será mi alergia. Pero me dejaré llevar por los peatones en los cruces y me mezclaré con ellos en un guirigay de voces, risas, olores...
Se acortarán las noches. Se alargarán los días. Y pensaré en mi última guerra perdida. Ya habré cauterizado todas mis heridas. Haré inventario de las cicatrices del alma y palparé cada una de ellas.
Huirán estos días glaciales. Vendrán otros más cálidos. Y ya no te echaré en falta.
Y no necesitaré más versos,
solo ganas de vivir.
No añoraré tus besos,
ni tu forma de reír.
¿Llamará cualquier día a mi puerta alguien empeñada en que siempre sea primavera para mí? Primavera eterna solo para dos…
“La pena dura tanto
como quieras tú seguir llorando.”

ASÍ SE IRÁ ESTE INVIERNO

Así se irá este invierno,
intentando reunir mis pedazos,
congelando, hasta pudrirlo,
tu recuerdo.
Así se irá este invierno.

Así se irá este invierno,
sin dejar paso a más primaveras,
borrando el beso más dulce,
el primero en tu escalera.
Así se irá este invierno.

Así se irá este invierno,
sin tomar otra cerveza,
sin más carreras de madrugada
intentando parar el último taxi.
Así se irá este invierno.

Así se irá este invierno,
el último de los nuestros,
dejándome huérfano.
Tú con él. Para siempre.
Así se irá este invierno.

martes, 7 de febrero de 2012

UNA SÚPLICA

Nunca os he pedido nada. En todo el tiempo que nos conocemos, nunca os he pedido nada. Hasta hoy.

Por favor, dejad que me vaya. De verdad os digo que si no lo necesitara no os lo pediría nunca. Que tengo que parar, que llevo ya demasiado tiempo pisando a fondo el acelerador.

Por favor, dejad que me ausente. Que si no paro ahora, sé cuál es el próximo paso. Que ya lo he vivido otras veces.

Por favor, dejad que me esconda. Que no es un adiós para siempre. No es un adiós definitivo. Es solo un mutis momentáneo.

Pero, por favor, dejad que desaparezca. Que quiero poner todo en orden, recuperar un poco de paz.

Por favor, dejad que me exilie de vosotros una temporada. Que no voy a ocultarme en mi cueva para siempre. Que si me necesitáis voy a estar. Que siempre voy a estar a vuestro lado cuando requiráis mi presencia. En los buenos momentos. En vuestras penas.

Pero, por favor, ¡os lo suplico!, dejad que me vaya…
 “…y desde mi casa grito
que aunque pienso en abrazarte,
que aunque pienso en ir contigo,
el doctor me recomienda
que no me quite mi abrigo,
que no esté ya más contigo
y yo no puedo negarme
pues el tipo soy yo mismo.”

lunes, 6 de febrero de 2012

DESPEDIDA

La maleta ya cerrada.
Todos nuestros recuerdos bajo llave,
que no escapen,
que no se me aparezcan,

que no hagan más difícil este momento.
Sobre la mesa,
junto a nuestra primera fotografía,
mi billete, solo de ida…

Predestinado como estoy
a no conseguir olvidarte,
a no poder dejar de quererte…

Me daré al olvido,
abandonándome al paso de los días,
al abrazo de la locura,
a la estupidez de las horas solitarias.

Condenado como estoy
a no conseguir olvidarte,
a no saber dejar de quererte…

Me sumergiré en el sudor de la pesadilla,
en la inanidad de las noches en vela,
en la tristeza de las salas de cine vacías, tan silenciosas,
en el vacío causado por el exilio.

Sentenciado como estoy
a no conseguir olvidarte,
a no querer dejar de quererte…

… no hay billete de vuelta,
ni posibilidad de mirar atrás.

domingo, 5 de febrero de 2012

TIEMPO QUE NO TENGO

“Se derrama el tiempo mientras me alejo de ti.”

Necesito tiempo. Llorar hasta vaciarme. Volver a reinventarme antes de estar frente a ella.

“Déjenme llorar, quiero sacarla de mi pecho,
con mi llanto apagar este fuego que arde adentro,
Déjenme llorar, quiero despedirme en silencio,
hacer mi mente razonar, que para esto no hay remedio...”

Necesito tiempo. Sacarla de mí para siempre. Dejar de soñar con lo que desearía que fuésemos antes de volver a mirarla.

“Si volvemos a vernos,
que sea breve y que sea el final.”

Necesito tiempo. Para dejar de quererla aunque sepa que es una misión imposible.

“Qué difícil es ver claro
cuando las noches son siglos,
los días, segundos
y esto, un último adiós”.

Necesito tiempo. O volver a recurrir a la química.

“Curo el hueco de tu ausencia
con remedios que no curan.”

sábado, 4 de febrero de 2012

NÚMERO OCULTO

Te llamo con número oculto
y, para qué negarlo,
una pizca de desesperación
solo para oír tu voz,
que no quede sepultado
tu recuerdo por los que voy acumulando
desde la última pesadilla
de la que aún no he despertado.

Te llamo con número oculto,
una, dos, cien veces,
hasta hacer que tu voz suene más fuerte
que la alianza de mil tormentas
y resuene en mi cabeza
hasta mi próxima crisis.

Te llamo con número oculto,
completamente inmóvil,
aguantando la respiración,
reprimiendo el deseo de decirte
que aún te quiero,
que no puedo dejar de quererte.

Te llamo con número oculto,
como el perfecto cobarde que soy.
Para despedirme.
Sin dar la cara.
Con la luz apagada.
En silencio.

Te llamo con número oculto,
al borde de la desesperación,
consumiendo el último gramo de esperanza
que se resiste a abandonarme.
Mi última llamada,
Mi adiós definitivo.

viernes, 3 de febrero de 2012

MI GRAN ERROR

“Me lo dicen en los bares,
es algo que llevas dentro.
Que no quieres que te quiera,
solo quieres que te abrace
y publicas que no tuve ni el valor
para quedarme.”

Te quiero. Hasta la locura. Hasta más allá de lo soportable. El problema es que te quiero de la manera equivocada. De la que hubieras preferido que no te quisiera. De la que no te gusta que te quiera. Y lo siento.

Te quiero. Hasta no poder aguantar el dolor. Pero no pude evitarlo. Porque de la misma manera que sí puedo obligarme a no odiar, no he podido negarme a quererte. Cada vez que me decía que tenía que parar, la ola era más fuerte y violenta y me arrastraba mar adentro, haciendo arraigar más ese sentimiento.

Te quiero. Hasta el paroxismo. Supongo que llegará el día en el que el mar se calme. Y el amor se transforme en cariño. Y, con el tiempo, el cariño también se enfriará y se convertirá en algo que no sé cómo llamarlo y no me atrevo a ponerle nombre…

“Quién no tiene valor para marcharse,
quién prefiere quedarse y aguantar,
marcharse y aguantar.”