Ya no me dueles. Me he dado cuenta al despertar y ser la primera mañana que no eres tú mi primer pensamiento; la evocación que hacía brotar mi primera sonrisa y me hacía adivinar que el día iba a ser perfecto.
Ya no me dueles. Lo sé porque está noche he vuelto a soñar en blanco y negro y ha vuelto el sudor de las pesadillas.
Ya no me dueles. Soy consciente de ello porque me cuesta escribirte. Ya no te pienso y no encuentro las palabras que durante tanto tiempo hablaron de ti.
Ya no me dueles. Visito los lugares, los garitos que frecuentábamos y no siento tu presencia ni te busco entre la gente.
Ya no me dueles. Paseo por las calles que paseábamos y no pienso en un encuentro fortuito. Ni siquiera sé si lo deseo.
Ya no me dueles. Sentado en casa no siento la suave brisa que me anticipaba tu llegada. Y no tengo necesidad de verte.
Ya no me dueles. Y no sabes cuánto me duele que hayas dejado de dolerme…
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