sábado, 30 de julio de 2011

A VUELAPLUMA (IV)

Si dejamos pasar este preciso momento, nos condenamos a no volver a encontrarnos.
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El fin se acerca (una vez más).
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La tristeza forma parte de mí.

jueves, 28 de julio de 2011

A VUELAPLUMA (III)

Anoche soñé que despertaba. ¡Qué desilusión! Seguía vivo.
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No me obligo a seguir los consejos que doy.
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¿Tengo derecho a la esperanza? Sólo si sigo soñando.

miércoles, 27 de julio de 2011

CON QUÉ POCO (de ti) ME CONFORMO.

Con eso me basta. Con sonrojarme cada vez que alguien pronuncia tu nombre en mi presencia.
Con eso me llega. Con estremecerme cada vez que pienso en ti y vivir en un escalofrío perpetuo.
Con eso me vale. Con saber que sólo acudirás a mí en la desgracia y no seré nunca partícipe ni cómplice de tus momentos felices.
Con eso me sobra. Con seguir pensando que un día al alzar la vista yo aparezca en tu horizonte.
Con eso me basta. Con esperar todos los días al cartero, acurrucado en el portal, deseando que llegue otra de tus cartas. Aunque cada vez sean más espaciadas, más concisas y me digan menos de ti.
Ya ves con qué poco (de ti) me conformo.

martes, 26 de julio de 2011

SI ALGUNA VEZ MI CORAZÓN ALBERGÓ SENTIMIENTOS…

Cegado por la ira, cometí pecado de soberbia y desafié a Dios, yo que tanto lo amaba. Yo sólo quería igualdad en el trato. A mí me puso el nombre más bello de todos Sus soldados y creí merecer ese honor. Yo no busqué derrocarlo, ni iniciar una revolución. Yo sólo les dije a mis conmilitones que merecía estar a Su nivel. Bien cierto es que Él fue el Arquitecto, pero yo fui el encargado de distribuir en el mundo todo lo que Él había pergeñado en Su cabeza. Yo coloqué los mares, los ríos, los desiertos, todas las criaturas que creó donde me dijo. Él me dio los planos y yo dejaba en cada uno mi marca de cantero, Su sello. Él creó todo en seis días y descansó al séptimo. Ese día lo dedicó a contemplar embobado Su última creación. Se sentía verdaderamente orgulloso de ella, y a mí dejó de prestarme atención y comenzó a tratarme con displicencia. Esa fue la primera vez que pensé que tenía que hacer algo para volver al hombre en Su contra. Pero Él adivinó mis planes y envió a todas las legiones de ángeles que hasta entonces yo había comandado a prenderme. Él fue el Juez. Él, verdugo y ofendido. Y dictó sentencia. Desde entonces vivo en este infierno helador en el que el mayor dolor es no recordar si alguna vez mi corazón albergó sentimientos.

lunes, 25 de julio de 2011

SIN MIRAR ATRÁS

Un último repaso. Todo preparado. Todo en orden. Es el momento oportuno. Ahora que no hay cuentas pendientes. Antes de que se reabra la herida. Es el momento de irme. Una despedida ocasional, rutinaria, como de todos los días, que no levante sospechas. No puede haber mejor manera. Ni momento. Un adiós sin estruendos. Sin fanfarria. Nada estrepitoso. Sabiendo que nadie me echará en falta. Que todo el mundo estará ocupado en divertirse. Y en el recuerdo la mujer de Lot para no repetir su error. Irme. Sin mirar atrás.

domingo, 24 de julio de 2011

DECIR ADIÓS

Siempre he pensado que lo primero que deberíamos aprender en la vida es a decir adiós. Aprender a despedirnos de nuestros muertos, pero, sobre todo, de los vivos, de la manera menos dolorosa posible. Nadie te enseña a hacerlo. Cada uno lo vamos aprendiendo con el tiempo. A nuestra manera. Con la práctica. Las primeras veces lo solemos hacer de manera brusca. Con los años vamos suavizando la manera de hacerlo. Lo peor de todo es si le importamos a aquel del que nos despedimos. Pero en mi caso no es así. Ya lo he dicho alguna vez, yo no dejo huella ni ningún rastro en nadie, -y si lo he dejado tengo la impresión de que no es demasiado bueno el recuerdo que guardan de mí-, por lo que en mi caso siempre es muy fácil. Después de tantas despedidas, he llegado a la conclusión de que la mejor época para despedirse siempre es el comienzo de las vacaciones. No hay más que decir: “He venido a despedirme y a desearte que pases unas buenas vacaciones.” Que el adiós vaya envuelto en buenos deseos. Y no volver a aparecer. Pero que nunca nadie sospeche que parece una huida.

viernes, 22 de julio de 2011

COSAS QUE HACER EN UNAS CORTAS VACACIONES

Una semana para empezar a disfrutar las vacaciones. Nunca he deseado tanto que llegaran. Nunca las he necesitado tanto. Diez días para mí solo. Diez días en los que necesitaré distancia y silencio. Para pensar, aunque sólo sea una vez, en mí nada más. Para seguir buscándome. Para poner en orden mis ideas. Para reordenar mis prioridades. Para alejar, y quizás expulsar, de mi vida lo que no me hace bien, personas incluidas. Para redecorar mi vida, quizá con nuevas amistades. Para buscar otros escotes con los que ilusionarme. Para intentar reencontrar al que un día fui, aunque ya esté muy lejos de aquí y no sepa reconocerme.

jueves, 21 de julio de 2011

A VUELAPLUMA (II)

De vez en cuando, inesperadamente, llegan personas a nuestras vidas que, de una manera u otra, se quedan para siempre. Yo no soy de esos. No he encontrado un corazón en el que acurrucarme.
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Otras veces conocemos personas que dejan una huella indeleble en nosotros y cuando se van, sentimos ganas de volver a encontrarnos con ellas. Tampoco soy de esos. Procuro no dejar ningún rastro
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Nunca me iré porque nunca habré llegado.

martes, 19 de julio de 2011

A VUELAPLUMA (I)

Me miento una vez más: ya no me dueles.
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Todos los días, nada más despertarme y antes de sumergirme en la inanidad de mi vida, pienso en ti.
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Todas mis pertenencias se reducen a mis fracasos.
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No hay perdón para mi pecado: un día te amé. Y no me arrepiento.

viernes, 15 de julio de 2011

EN SOLEDAD

Rodeado de gente que habla, gente que calla; gente que ama, gente que odia; gente que ríe, gente que llora; gente que viene, gente que se va; gente que vive, gente que muere. Por los cuatro costados rodeado de gente. Nunca me he sentido tan solo.

domingo, 10 de julio de 2011

OLVIDO (I)

Y justo en el instante en el que estábamos despidiéndonos, yo ya no recordaba el sabor de tus besos, ni el tacto de tu cuerpo, ni el sonido de tu risa...

sábado, 9 de julio de 2011

ANHELOS (Y ALGO DE PRESUNCIÓN)

Yo sé que me buscarás en antiguos listines telefónicos, en la tarjeta SIM de tu móvil. Yo sé que me buscarás entre tus recuerdos sin clasificar, en un rincón al fondo de tus pensamientos. Yo sé que me buscarás tras los estallidos de los rayos contra el suelo, esperando tembloroso el abrazo que siempre deseé que me dieras. Yo sé que me buscarás entre las botellas vacías y los restos de los vidrios rotos como en aquellas despreocupadas noches de whisky y cocaína. Yo sé que me buscarás en las fotografías de tus viajes quizá deseando que aparezca en alguna de ellas. Yo sé que me buscarás en tus listas de víctimas. Yo sé que me buscarás bajo tu almohada en tus noches solitarias. Yo sé que me buscarás cada noche en cada contrincante con el que intercambiarás golpes de amor en el ring que es tu cama. Yo sé que me buscarás después de cada una de esas batallas entre los pliegues de tus sábanas.

Los dos sabemos que me encontrarás y quizá sea ya demasiado tarde.

miércoles, 6 de julio de 2011

MANTENER LA COMPOSTURA

El truco para mantener la compostura en su presencia consiste en tragar saliva poco a poco, para que se vaya diluyendo el nudo que se forma en la garganta. El truco se basa en frotarse fuerte los ojos y cuando las lágrimas empiecen a escaparse, excusarse diciendo que los tienes irritados. El truco está en no pensarla. El truco es pensar que ahora es feliz y a tu lado no lo sería. El truco está en resignarte a saber que no habrá más de lo que hay ahora entre vosotros. El truco está en abandonar toda esperanza, por pequeña que sea, en que las cosas cambien. El truco está en convencerte de que no la mereces.  El truco es no mirar directamente a sus ojos, no mantener su mirada, que no se te note el irrefrenable deseo de besarla.

Pero todo esto es inútil, ninguno funciona. El más efectivo que conozco es evitar su presencia o salir huyendo, como siempre, cuando ya es inevitable el encuentro.

Es el único que no voy a poner en práctica.