miércoles, 30 de noviembre de 2011

MARÍA JESÚS (1985)

Entre tú y yo, al principio, casi todo fue casualidad. Casualidad fue que aparecieras un día con José Antonio, Julio y Carmen. Casualidad fue encontrarnos pocos días después en la puerta de una discoteca. Casualidad fue que yo fuera a una discoteca. Casualidad fue que un día acompañaras a Montse al Idyl. Casualidad fue que te robara un beso. Y, a partir de ahí, quedar ya conscientemente, siempre acompañados de amigos comunes.

Tú, mi primer verdadero amor. Un beso no robado. “¿Ya somos novios?”. “Si tú quieres…”

Tus veintitrés años. Mis casi diecinueve. Descubrir el sexo de verdad contigo. No creer que se pudiera ser más feliz. Pero, pronto, las sombras. Nuestros distintos ritmos vitales. Mis porros. Tus recriminaciones. Tus ganas de establecerte. Mis ganas de divertirme. Tus deseos de ser madre. Los míos de vivir la vida sin ataduras. Ir a ver pisos por complacerte. Elegir frigoríficos. Mis largas desapariciones sin avisar ni dar noticias. Discutir por chorradas. Pero, al final, siempre el sexo arreglándolo todo.

Las últimas vacaciones juntos. Antes fueron Viena, París y más ciudades  que no recuerdo. Un mes antes mi frase gloriosa. “Sólo he follado este agosto contigo porque no tenía otra cosa en la que ocuparme.” Aun así, primera semana de octubre, rumbo a Tenerife. Una semana en la que apenas salimos de la habitación. Y en el avión de vuelta empezaste a esbozar la despedida.

La última noche que te llevé a trabajar. Unos besos, unas caricias, una frase. “Tú sí que me quieres de verdad…” La última vez que nos vimos. Atar cabos tiempo después. Sé que me lo merecía.

martes, 29 de noviembre de 2011

Y AHORA, ¿QUÉ?

Nota: Este es uno de las dos entradas que estaban escritas para publicar después de la visita al médico y de conocer los resultados. Pensé publicar la que no se correspondiera con la realidad. Pero creo que ya he dicho que me contradigo muy a menudo y soy muy inconstante en mi forma de pensar.

Salgo del médico, con el diagnóstico en la mano. Aún no me lo puedo creer. Pero he de digerirlo cuanto antes. Me quedan muchas cosas por hacer y muy poco tiempo. Durante los últimos días he hecho una especie de lista con todo lo que me gustaría hacer y con la de cosas pendientes.

Ya he dejado el testamento a mano. Lo otorgué la otra vez y no ha habido nada que me haya hecho cambiar la disposición de bienes que acordé hace más de un año. Hay algunas cosas sobre las que no decidí qué hacer con ellas: mis libros, mis discos, mis papeles… Sé que mis albaceas sabrán a quién dar cada uno de ellos. También sé que cada una de esas cosas irá a las manos que tienen que ir, porque creo que están predestinadas a encontrarse con su nuevo dueño.

Tengo que empezar a despedirme de todos aquellos a los que quiero y decirles que los quiero, cuánto los he querido, sin avergonzarme al decírselo y hacerlo mirando a sus ojos. Explicarles, una vez más y que puedan llegar a entenderlo, que no voy a seguir ningún tipo de tratamiento que me haga estar mal entre sesión y sesión. Decirles que llegará el momento que tengamos que dejar de vernos para que no les quede de mí una imagen deformada por el dolor. Que no vean cómo me voy degradando. Que respeten mi decisión.

“Espero que haya alguien que cuidará de mí cuando muera, cuando me vaya…
Estoy asustado en medio de este sitio, entre la luz y ningún lugar. No quiero ser el único dejado allí, abandonado allí…
No me ahogaré ni me paralizaré en la luz…, pero yo no quiero ir…”

Es la hora de que acaben las fiestas para mí. Sé que la muerte es el lugar al que todos tenemos que ir y siempre lo he visto como algo natural. Pero…, tengo tanto miedo…


lunes, 28 de noviembre de 2011

MIEDO

No me he debido portar bien con el mundo, con la vida. No entiendo por qué el mundo, la vida, me desequilibra. Sólo sé que cada vez que mi vida parece que comienza a estar en orden siempre hay algo que la descabala, que le da la vuelta completa como si fuera un calcetín. Pero nunca había sido tan cruel conmigo como hasta ahora. Hasta ahora los reveses, las pérdidas, eran corregibles, reemplazables. Ahora, en este momento, quizá la pérdida podría llegar a ser irreparable… Y tengo miedo. Me quedan aún tantas cosas por hacer…


domingo, 27 de noviembre de 2011

MI GRAN ERROR (LOLA, 1991)

Uno de estos días que voy a estar a Madrid me gustaría encontrarme contigo. Tomarnos un tercio de Mahou en esos sillones tan cómodos del Autógrafos y poder hablar contigo. Decirte que sí te quise aunque no supe demostrártelo. Y quizá limpiar un poco mi mala conciencia si tú me dices que eres feliz.

Reconocer, por fin, que lo que empezó siendo un juego terminó conmigo totalmente enamorado de ti. Que fui un perfecto gilipollas el día que te dije que todo se había acabado sin darte la ocasión de que te fueras haciendo un espacio dentro de mí y sin darme la oportunidad de conocerte. Contarte este miedo que se ha apoderado de mí. A la soledad. A saber qué es lo que tengo. Decirte que temo que el médico confirme mis peores augurios.

Saber que tú fuiste mi gran error. No el estar contigo. Fue el dejarte. No cesar de flagelarme desde entonces. Aceptar que mi gran error fue no entregarme por completo a ti. Admitir que mi gran error es estar de madrugada frente a la pantalla del ordenador pensando en ti cuando podía estar a tu lado.

sábado, 26 de noviembre de 2011

A VUELAPLUMA (XXIX)

Yo sí me enamoré de la mujer adecuada. El problema es que ella nunca consideró que yo fuera el hombre adecuado con el que compartir su vida.

***

No me cansé de esperarla. Pero no pude esperarla eternamente.

***

Ahí va mi vida, tan hecha jirones que hasta las hienas la desprecian.


viernes, 25 de noviembre de 2011

DOLOR Y MIEDO (24NOV11 – 18:20HL)

No eres tú. Ni siquiera el dolor que me produce la ausencia de ti, el no tenerte. El saber que ya no te voy a tener. Ni el haber renunciado a seguir intentándolo. Es saber que no voy a volver a verte y que donde voy a ir no podré ni pensarte.

No es el miedo a estos tiempos oscuros que se avecinan. Ni a este otoño tan seco y tan soleado. Son estos cambios de humor, estos cambios de ánimo. Estar más nervioso que cinco minutos antes de que empiece la primera cita. Estar tan apático como cuando sabes que no habrá más citas.

No ese miedo ni ese dolor que se clava en el estómago y desaparece al dormirme. Esta vez es el dolor físico. Otra vez ese dolor. Otra vez ese miedo. Otra vez la aparición de un bulto. Y, esta vez, estoy realmente acojonado porque el dolor me vence. Hoy me ha ganado y he estado a punto de caer al suelo debido a una de sus puñaladas.

No eres tú. Ni esta falta de lluvia. Es este miedo que me atenaza. Es este pesimismo mío que llegó un día para quedarse y ha invadido cada rincón de mi vida y siempre hace que me ponga en lo peor. Este no querer ir al médico, pero haber adelantado la fecha, y desear evitar volver a repetirme todas las pruebas por el temor a que confirmen las sospechas que se han instalado en mi mente, aun sabiendo que, si fuera así, me dejaría ir, no buscaría remedio.

No es tu ausencia. Ni siquiera este calor. Es pensar que, justo ahora que no quería desaparecer, ésta pueda ser mi última huída. Pero que esta vez no será voluntaria.

jueves, 24 de noviembre de 2011

DE LA HUÍDA. DE MIS HUÍDAS

Hay veces que he salido huyendo para comprobar si alguien iba en mi busca.

***

Quedarme también es una forma de huir.


miércoles, 23 de noviembre de 2011

UNA NOTA SUELTA (XII)

Sé que entre ella y yo nunca habrá nada. Lo supe desde el primer día. Pero nadie puede arrebatarme mi derecho a soñar. Nadie puede negarme mi derecho a tener esperanza, aunque sepa que es La Gran Embaucadora.


martes, 22 de noviembre de 2011

RASGOS DE MI CARÁCTER

Soy una contradicción andante. Tengo varias teorías para cada cosa, incluso radicalmente contradictorias entre sí. Lo que hoy tengo muy claro, mañana puede ser que lo vea, que lo piense de manera totalmente contraria. Aunque hay ciertas cosas sobre las que no es fácil que cambie de opinión y creo que ya he hablado alguna vez de qué cosas son. También soy inconstante. No pienso ni siento lo mismo durante mucho tiempo, necesito estar en perpetuo movimiento.

Un ejemplo. Yo nunca he creído en el amor a primera vista, en el flechazo. Siempre he pensado que es necesario conocer muy bien a alguien para poder empezar -digo empezar, no hacerlo-  a enamorarme. Hasta que la conocí a ella. Cuando nos despedimos, apenas habíamos hablado y lo primero que dije a quien quisiera escucharme, es que yo quería a esa mujer en mi vida. No a una como ella, no. Que era a ella a quien quería o a ninguna.

Hoy sigo pensando lo mismo, a pesar del tiempo transcurrido y de algunas cosas que han pasado. Que la quiero a ella o a ninguna ¿He hablado alguna vez de mis contradicciones y mi inconstancia?


lunes, 21 de noviembre de 2011

DE BIEN NACIDO…

Toda la vida le estaré agradecido. Volvió a hacer que saliera lo mejor de mí. Mis ganas de reír. Las ganas de vivir, las ganas de cantar. Volver a bailar por las calles con la música que sólo estaba en mi cabeza. Conocer mundo. Lástima que no quisiera todo eso para ella…

sábado, 19 de noviembre de 2011

POR SI ALGÚN DÍA TE DECIDES

He comprado el gel que usas, ese que huele tan bien; una esponja nueva; cepillos para tu pelo; tu perfume favorito. Junto a mis cremas he dejado un hueco para que pongas las tuyas.

He comprado bombones, chocolatinas y champagne suficientes para no tener que salir de casa en un mes.

Mantengo mi casa a la temperatura adecuada para que estés tan a gusto como en la tuya. Y siempre dejo la luz de la entrada encendida.

He recuperado mi sonrisa y me he prometido no volver a perderla.

He dejado las paredes como un lienzo virgen, como un folio en blanco para que pintemos en ellas nuestra vida, para llenarlas de palabras nuevas.

He ido corriendo a la librería a comprar algunos de los libros que queremos leer.

He pintado el dormitorio de tu color preferido. Te he reservado un espacio en el armario para que vayas trayendo tu ropa. He dejado vacíos los cajones de una mesilla para que guardes en ellos lo que quieras. He empezado a dormir en el lado izquierdo de la cama, aunque sé que me costará acostumbrarme.

Ya ves que no pierdo la esperanza de que algún día de los que vienes a verme, decidas instalarte en mi vida para siempre.

viernes, 18 de noviembre de 2011

SI TODO FUERA TAN FÁCIL COMO PEDIR PERDÓN

Si todo fuera tan fácil como pedir perdón... Si todo fuera pedir perdón y no tener que hacer como que empezamos de cero, sabiendo, sin poder olvidar, que la dañé con mis palabras…
Si atreverme a decirle que la quiero en mi vida fuera tan fácil como pedir perdón. De la manera que ella quiera estar, aunque no sea la que a mí me hubiese gustado, pero que la quiero a mi lado, porque en todo este tiempo me he dado cuenta de lo importante que es para mí… Si reunir el valor para hacerlo fuera tan fácil como pedir perdón…
Si volver a ganarme su confianza, fuera tan sencillo como pedir perdón… Poder mirarla a los ojos sin sentir vergüenza por el dolor que la causé al empeñarme en poner barreras invisibles e infranqueables entre nosotros… Si conseguirlo fuera tan fácil como pedir perdón…
Si sólo consistiera en pedir perdón…

jueves, 17 de noviembre de 2011

ALGUNAS DE LAS COSAS QUE TE DEBO. (PERDÓNAME). Y SÍ, ES PARA TI

Te debo una canción,
que no hable de ti,
que no sea de amor.

Te debo una ráfaga de viento
que se lleve el dolor
que te causé con mis palabras.

Te debo mil disculpas,
romper el muro que dejamos crecer entre nosotros,
un abrazo que te haga saber que nunca me fui…

Te debo un arcoíris
que ilumine tu vida
y (me) devuelva tu sonrisa.

… y que siempre voy a estar.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

RECUERDO (O NOSTALGIA) DE TI. MI ROSEBUD

He escrito tu nombre
en todos los muros de nuestra ciudad,
en todos los idiomas,
en todos los alfabetos,
para que nadie lo olvide,
para que nunca se borre.

He susurrado al oído del cierzo
tu nombre secreto,
el que satisfacía mis deseos en nuestras noches sin luna,
que se lo diga a sus hermanos los vientos,
que lo lleven a todos los rincones,
que no se pierda con mi silencio.

He ordenado a las yemas de mis dedos
que no acaricien otros cuerpos,
que sólo recuerden la suavidad del tuyo,
la perfección de tus curvas.

He dicho a mi boca
que no busque otros besos,
que no desee más que tus labios de ron
y el dulzor de tu lengua de nuestros amaneceres.

martes, 15 de noviembre de 2011

VOLVER A EMPEZAR

“Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.”
AUNQUE TÚ NO LO SEPAS. (Luis García Montero)

Reconozco los síntomas: el insomnio, el cerebro funcionando a velocidad de centrifugadora recordando hasta el más nimio de los detalles..., y por eso sé que es hora de ir limpiando mis huellas, de borrar mi rastro, de dejar que se extinga mi recuerdo, de sembrar olvido en aquellos que me han acompañado en este tramo del camino. Saber que no vamos a volver a caminar juntos.

Reconozco los síntomas: el dolor en el pecho, el ensimismamiento, la introspección…, y por eso sé que una vez llorada la pena, hay que recoger la mochila y reemprender la marcha buscando un lugar que me duela menos. Comenzar a subir la cuesta y una vez arriba, antes de contemplar lo que hay al otro lado de la montaña, dirigir una última mirada a lo que ha sido mi mundo hasta este momento. No olvidar, obviando el dolor, que has sido la causa de los mejores momentos de mi vida…

lunes, 14 de noviembre de 2011

SÓLO ES LUNES SI TÚ ME LLAMAS

Esta llamada tuya de todos los lunes
antes de la cafeína,
cuando apenas hace dos horas
que no me has dejado despedirme de nuestros hijos
y me has empujado al tren que me devuelve a Zaragoza,
no logra enfadarme
aunque interrumpa esa canción de Editors que tanto me gusta.

“People are fragile things, you should know by now
Be careful what you put them trough.”

Esa primera llamada de todos los lunes
hace volver mis ganas de fumar,
hasta que llega la tos de viejo fumador arrepentido
y contesto con la gris voz del funcionario gris que soy,
con esa voz solemne que se engola para las llamadas inoportunas,
cuando en la radio comienza a sonar Interpol.

“Please explore my loves endurance
And stay, stay,
Please endure my loves exhorted,
No way, no fucking way no.
On this side
You wanna see that there’s no change
And somewhere to stay
On this side
You gonna see that there´s no change
And nowhere to stay.
Try it on, try it on, try it, on, try it on!”

Esa habitual llamada de los lunes
me hace recordar que cada uno entregó a otra persona
lo mejor que tenía.
Tú, tu corazón a otro hombre,
yo, pobre infeliz con pretensiones de artista,
mis versos deslavazados a las mujeres que todas las noches
cierran los bares de esta ciudad conmigo,
esperando que alguien nos diga que aún es posible
que exista algo semejante a un hogar,
aunque lo más parecido que tenemos sean esos abrazos
que nos damos como buenos perdedores al reconocernos acodados en las barras.

“With one hand you calm me
With one hand I’m still.”

Esa llamada tuya que me recuerda que es lunes
aunque esta semana te hayas retrasado tres días en hacerla,
deja llegar hasta mí el sonido de tus dedos
acariciando las teclas,
escribiendo memorándums, cartas de presentación, reclamaciones de impagados;
esos mismos dedos de los que mi espalda aún guarda recuerdo,
que escribían notas que yo debía encontrar repartidas por casa
para comenzar el juego que terminaría en el dormitorio,
sobre la encimera o haciéndonos recordar en la oscuridad del portal
nuestros ardores adolescentes.

“When you caught my eyes,
I saw everywhere I’d been
And wanna go to…”

Esas llamadas tuyas que dejaron
de llegarme hace tiempo
y ya no sé si hoy es lunes o quince de febrero…

“On this side
You wanna see that there´s no change
And somewhere to stay
But if you right
I’ll put my keys back
There’s no change
And no hand to play.”

Así pasan mis días,
buscando tu luz, sin despegarme del teléfono,
esperando que al llegar a casa una de tus notas
esté pegada en la puerta
y comience de nuevo el juego.

“Make our escape, you’re my own papillon
The world turns too fast, feel love before it’s gone
It kicks like a sleep twitch!
My papillon, feel the love when it’s shone
It kicks like a sleep twitch!”

domingo, 13 de noviembre de 2011

UNA NOTA SUELTA (XI)

Como los buenos actores de teatro, sabré cuando habrá llegado el momento de hacer mutis y desapareceré del escenario.

sábado, 12 de noviembre de 2011

A VUELAPLUMA (XXVIII)

No es necesario que me borres de tus listas. Ya lo he hecho yo por ti.

***

Tú no te irás nunca porque nunca vas dejar de dolerme.

***

Sé que hay vida más allá de ti. Fría y hostil. Pero tendré que arriesgarme a vivirla.
 … y nos quedaremos sin poder conocer qué es eso que llaman, amor, para vivir

viernes, 11 de noviembre de 2011

NUEVO CUADERNO. NUEVOS PROPÓSITOS (SIN DEJAR DE MIRAR EL RETROVISOR)

“… incluso el final tuvo un principio…”

He vivido todos estos años atenazado por el miedo. A no saber explicarme y que se malinterpretaran mis palabras y por eso permanecer casi siempre en silencio. A que mis gestos parecieran agresivos o demasiado amables y por eso mantener impasibles el gesto y el ademán.

He vivido todos estos años olvidado de mí, sin extrañarme. Exiliado de mi propia vida. Viviéndola como si Kiki me la hubiera prestado y manejara los tiempos de paz y los de las turbulencias.

Pero todo eso ha terminado. Ante mí, hoy que estreno un nuevo cuaderno, se abre todo un mundo por descubrir y yo soy el que decidirá dónde y cuándo. Hay muchos lugares que visitar, personas por conocer, libros por leer, palabras esperando formar frases... Aunque no podré evitar volver a lugares ya conocidos. Pero ya no dolerá… Espero…

COMENZAR vs CONTINUAR
Dices: Vive. Ríe. Disfruta.

Comenzar de nuevo.
Nuevos horizontes.

Y ya sólo puedo recordar el brillo de tus ojos
cuando borraba la oscuridad de los míos.

Tú me dices: Vive. Ríe. Disfruta.

Nuevos sueños.
Nuevos proyectos.

Pero tú ya no caminas a mi lado
y yo no puedo seguirte.

Hoy han venido todos los ríos a desbordarse a mis ojos.

Mientras, tú...
Tú, ríes,
vives,
disfrutas.

jueves, 10 de noviembre de 2011

AGRADECIMIENTOS

Ya sé que lo normal es que los agradecimientos sean lo primero que se escriban pero he querido esperar hasta el final para no olvidarme de nadie. Y, con esto, ya queda, definitivamente, cerrado el círculo.

A M.M.A.C. Si no hubiera acabado en esta ciudad huyendo de ti, nunca hubiera conocido a gente tan maravillosa como en estos casi cuatro años y medio que llevo viviendo aquí. A pesar de todo lo que me has hecho pasar, al final tengo que estarte agradecido. Siempre terminas ganando.

A Laura, por todos estos años de lucha por mí, por no dudar en ningún momento, por creer en mi palabra a pesar de no conocerme de nada cuando fui a tu despacho por primera vez y te expuse el caso. Por el abrazo y las palabras del 4 de junio. Por frenarme el 1 de octubre y no dejar que me humillara una vez más. No puedo, ni quiero, olvidarme de Mabel, que me abrió las puertas de vuestra casa.

A Tonino (Chema), por tantas cosas… Por cogerme siempre de la mano y guiarme cuando todo estaba envuelto por la oscuridad. Por escucharme, por aconsejarme, por esos paseos tempraneros por la ribera del Manzanares. Por haberme levantado tantas veces…

A los que siempre habéis estado, a los que nunca os fuisteis, a los que habéis llegado y parece que con intención de quedaros. Gracias por los momentos que hemos vivido. Pero mucho más por los que han de llegar.

A Ainhoa, por comprender, sin preguntar, lo de aquella noche. Te quiero.

A E.F.R. y V.E.B.M., por las tilas y los cafés acompañados de lágrimas. Por decir que os gustaría para vosotras un hombre como yo (soy un puto crack). Las cracks sois vosotras. Gracias por levantar mi ánimo cuando más lo necesitaba y esos subidones de autoestima que me recetabais.

A Ana, por estar siempre que te necesito y no quejarte por llamarte sólo cuando te necesito. Ahora que esto va a acabar en tus manos, -y te voy a dejar descansar una temporada-, cuídalo. Estoy yo, tu “pequeño príncipe”.  (“Este es para mí el paisaje más hermoso y más triste del mundo…” “¿Te lo sabes de memoria?”.”No. Es que yo soy el Principito”). ¿Recuerdas? Así nos conocimos. Gracias por escucharme.

Y, especialmente y por encima de todos los demás, a ti. Por ser mi amiga. Por el cuaderno y todo lo que trajo consigo: las ganas de volver a escribir, de componer canciones. Por la inspiración. Por haberme dejado entrar en tu vida. Por las coronitas. Por los experimentos con los mojitos, sobre todo el de calabaza. Por algún baile totalmente arrítmico que nos marcamos. Por haber reído y llorado conmigo. Por hacerme amar esta ciudad. Por haber perdido parte de tu tiempo en conocerme. Por pensar que soy buen tío (a ti también te he engañado; soy bueno, ¿eh?). Por ayudarme siempre y dejar que te ayudara. Por haberme devuelto la sonrisa. Por hacer que tuviera ilusión. Por hacerme creer que todo es posible. Por los abrazos cuando más perdido estaba. Por ese mail del 4 de junio que siempre negaremos que enviaste. Por tu risa. Por tantas y tantas cosas que si enumerara todas no habría suficiente papel ni tinta en el mundo. Y, sobre todo, por ser tú, tan tú. No cambies nunca. Siempre estarás en mis oraciones, (36 Padre Nuestros y 1 Ave María). Cada vez que alguien, o yo mismo, pronunciemos tu nombre, me recorrerá un escalofrío y brotará, espontánea, una sonrisa. Te quiero y siempre te voy a querer, con esa intensidad y ese amor indestructible, incondicional y desinteresado que se reserva para los buenos amigos.
Aunque no me veas, siempre voy a estar.


miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA ÚLTIMA ENTRADA. A MODO DE DESPEDIDA

“Cuando necesito leer un libro, lo escribo.”
Benjamin Disraeli(1)

Esta es la última entrada en este cuaderno que me ha acompañado once meses. Quedarán para siempre las dos páginas dejadas intencionadamente en blanco, el poema que nunca verá la luz, que comenzó siendo el haiku 24 y se convirtió en 16 versos que son el ejemplo concreto de mis deseos.
Esta es la última entrada en este cuaderno. Ha terminado convirtiéndose en una especie de diario donde he contado sueños, parte de mi pasado y lo que me hubiera gustado que fuera mi futuro.
Esta es la última entrada en este cuaderno. Aquí quedan once meses de ti, de mí, de nosotros, de mis anhelos, de mis sueños, de las noches de insomnio. De lo que ha sido, de lo que no fue, de lo que me hubiera gustado que fuera, de lo que nunca será. Están mis miedos, ese terror que sólo tú y pocas personas más saben que existe. Pero tú mejor que nadie. Mis peores años. Mis mejores meses.
Esta es la última entrada en este cuaderno. Sé que no será la última vez que venga a mí aquella vez que dijiste que me harías daño, que yo era demasiado bueno para ti y me entraron ganas de convertirme en el tipo más hijo de puta si eso hacía que me quisieras. Y nunca te he dicho que si alguien “tiene derecho” a hacerme daño eres tú, que me recuperaste, que me reconstruiste, que hiciste encajar todas mis piezas para que volviera a ser algo parecido a lo que fui. Con mis miedos, mis inseguridades. Pero con ganas de vivir, de conocer mundo, de dejarme amar.
Estos son ya los últimos renglones. Hay cosas ya escritas, aún sin pulir que hablan de ti, que se han quedado fuera y que serán las que inicien el nuevo. Y supongo que tendré que hacerme promesas nuevas antes de comenzar otro cuaderno. Nuevo cuaderno, nuevos sueños. Aunque tú te aparezcas alguna noche. Porque, aunque tema que al cerrarlo por última vez tú te desvanezcas para siempre, sé que estás tan enraizada en mí que no te dejaré marchar…
“… Si no es ahora será dentro de unos años. Mientras tanto me entretendré imaginándote, en ponerte de ejemplo, en soñarte.”
“Nunca la pierdas”, gritaste aquel amanecer en medio de la calle antes de perderte en los vericuetos de mis sueños…
FIN (POR AHORA)
NOTA
(1) Este cuaderno vino envuelto en esta cita que copie en la primera página. Ahora que se va para siempre de mi lado, es justo que acabe de la misma manera y, así, se cierre el círculo.

martes, 8 de noviembre de 2011

LA NOCHE DEL VIERNES SOÑADA. ANA TIENE FIEBRE PERO SOY YO EL QUE DELIRA

NOTA: No tengo memoria eidética, pero, más o menos, la noche y la conversación transcurrieron así.
-No considero que esté en inferioridad de condiciones cuando estoy con ella porque sepa lo que he llegado a sentir por ella. No pasa por mi cabeza que, de alguna manera, pudiera aprovecharse de esa “ventaja”, -hago la señal de las comillas con las manos, mientras Belén Esteban nos grita desde la tele, haciendo que esté a punto de perder el hilo de mi discurso-, ella no es así. Además yo estoy bien conmigo habiéndole hecho saber mis sentimientos. Es mejor eso que no  haberme quedado con todo dentro sin darles la oportunidad de salir y que, ahora y por ello, mi cabeza estuviera a punto de estallar. Que yo estuviera a punto de volverme loco. Es así y no estoy muy seguro de no haber enloquecido.
-¿Tanto la has querido?, -pregunta mientras rellena, una vez más, mi vaso.
-No existe una escala que pueda medir el amor, para graduar si la he querido mucho o poco, más o menos que a ésa o a aquélla. La he querido como tocaba quererla, como demandaba este momento de mi vida, como me salió quererla.
-Llegará un momento en que dejes de quererla y sólo sea un recuerdo, más o menos amable, pero sólo eso, un recuerdo, una sombra en el pasado.
-No se deja de querer nunca a quien has querido. Nunca será una sombra porque es luz y, a pesar de todo, llenó mis días con su luz. Se atenuará su recuerdo, sí, pero de vez en cuando volverá, como vuelve Lola. Tú sabes lo importante que fue Lola para mí, lo mal que lo hice con ella… Aún tengo remordimientos.
-Quizá por eso vuelve.
-Quizá sea por eso, pero esta vez no tengo la sensación de haberlo hecho mal. No sé si podría haber hecho más, no tengo elementos de juicio porque en esto no soy nada objetivo, pero no creo haberlo hecho mal porque, por una vez, no me he dejado nada dentro.
-Y tú, ¿qué recuerdo de ti crees que quedará en ella? ¿Crees que te recordará?
-Nunca he pensado en ello, en que yo pudiera dejar algún tipo de recuerdo, ni en ella ni en nadie. No creo que le quede ningún recuerdo de mí porque se recuerda a quien se quiso, a quien fue importante en tu vida. Yo, en el mejor de los casos, sólo soy una anécdota que se irá diluyendo y en poco tiempo no seré nada. Yo, como mucho, sí seré una sombra en su recuerdo. Sabes que soy tan anodino que no creo que nadie me recuerde una vez que he desaparecido de su vida. Pero si tiene alguno, si le queda alguno y, por casualidad, es bueno, espero que lo deforme hasta el punto de pensar que lo único que pretendía de ella era pegarle un par de polvos. Que fingí que la quería sólo porque quería acostarme con ella. Y que, si lo hubiera conseguido, ése hubiera sido el final de la historia. Dos polvos y adiós.
-Si te ha llegado a conocer, mejor dicho, si tú te has dejado conocer, es imposible que piense eso de ti. ¿Por qué quieres que te recuerde así?
-Porque sería lo mejor. Porque no sé si me gustaría que me recordara como alguien que una vez la amó. Porque de todas las maneras que podría recordarme, ésa es la que menos daño me haría.
-No eres justo contigo. Nunca has sido justo contigo.
-Porque yo me conozco y los demás sólo veis de mí lo que yo quiero que veáis.
-Sé lo suficiente, y más, de ti para saber que no eres así. Lo que nunca he entendido es por qué te quieres tan poco, por qué esa cosa tuya de hacer creer a todo el mundo que eres malo y no mereces la pena. ¿Crees que si fueras como dices o que no valieras la pena, yo, y los que te conocemos y queremos, íbamos a estar perdiendo el tiempo contigo?
-Soy de la opinión de que la vida te devuelve aquello que le das. A mí ya sabes cómo me ha ido, lo que quiere decir que no le he dado nada bueno a la vida. Lo que significa que no soy, precisamente, un modelo a seguir.
-No estamos hablando de ser un modelo a seguir, de ser un ejemplo. Estamos hablando de buenos y malos y tú no eres malo. No es malo el que está más pendiente de la felicidad, del bienestar de los demás antes que del suyo propio.
Me deja callado, como ha pasado tantas veces. Voy a la cocina a preparar la cena. Ana se dispone a poner la mesa, pero la disuado.
-Quédate sentada. Tienes fiebre, estás enferma. Ya me ocupo yo de todo. Déjame, por una vez, que sea yo el que cuide de ti.
Cenamos, casi en silencio, hasta que arroja la pregunta que creí que nunca iba a hacer, la que me ha hecho muchas veces en todos los años que nos conocemos en mis momentos turbulentos.
-¿De verdad que no te queda sensación de haber fracasado?
-Eh…, -balbuceo porque no encuentro bien la manera de decir lo que quiero decir. Bebo un sorbo de agua intentando ganar tiempo para poner en orden las palabras-. No. Esta vez no tengo sensación de fracaso. Ahora sé que he tenido esa sensación todos estos años que me he negado la posibilidad de sentir algo, bueno o malo, pero sentir. Haber sido capaz de albergar algún tipo de sentimiento. El que fuera, pero sentir y no tener esta sensación de no haber vivido, de haber estado como en estado de hibernación, sin sentir, sin padecer, como si todo, y sabes lo que quiero decir con todo, me diera igual. Haberme hecho, o parecer, casi inmune al dolor, a la alegría, a la vida…
Nos levantamos. Esta vez no puedo convencerla de que se quede quieta y me ayuda a retirar los platos. Siento su mirada desde la puerta de la cocina mientras friego. Me seco las manos. Miro por la ventana. Llueve y siento deseos de salir a la calle a mojarme y que mis incipientes lágrimas se confundan con las gotas de la lluvia. Me doy la vuelta. Está sonriendo y yo fuerzo una sonrisa para no preocuparla como hago siempre. Nos sentamos en el sofá. Me sirve otro whisky. Me obliga a apoyar mi cabeza en su regazo, juega con mi pelo como ha hecho otras veces y recuerdo otros días más felices con ella.
-Una suposición. Si, pasado un tiempo, se decidiera por ti, y quisiera intentarlo contigo, ¿qué harías?, -pregunta a bocajarro y suenan sus palabras como un disparo.
Silencio.
Más silencio. O se ha hecho eterno el momento o se ha parado el tiempo, si es que alguna vez no ha sido lo mismo.
-Dices eso como si fuera una opción posible cuando los dos sabemos que no lo es. Que si no ha sido, no será. Que aunque no me canse de esperar, no estoy en disposición, dada mi edad, de esperar eternamente. Que no se está siempre en el mismo sitio. Que uno se mueve. Que si eso ocurriera es posible que hubiera alguien que ya llenara mi vida. Aparte de que no creo que suceda nunca, y de que no se me da muy bien hablar haciendo hipótesis, y menos de esto que es tan imposible, creo que sabes la respuesta. Sabes que yo siempre he dicho que las parejas o las aventuras de mis amigos dejan de existir, como mujeres, para mí. De la misma manera, cuando pongo cara a alguien que es pareja de la mujer a la que quiero o podría llegar a querer, ella deja de ser un “objetivo”…
-Pero todos tenemos un pasado, unas historias que hemos vivido y nos asiste el derecho a tener un futuro, a intentar tener el futuro que queremos, en el momento que queramos, con quien queramos…
-Sí. Pero no me sentiría a gusto con alguien a quien le he conocido una pareja en el momento de estar viviendo su historia. Ya sé que todos tenemos pasado y la inmensa mayoría, por no decir la totalidad, son más honorables que el mío. No me importaría encontrarme un día con algún ex novio o ex amante de la que en un momento dado fuera mi pareja. No sé si podría soportar lo que pasara por mi cabeza sin enloquecer, o algo peor, si a cualquiera de esos ex los hubiera conocido viviendo su historia con ella. Claro, que esto lo digo ahora, desde esta posición y en este momento. Es muy fácil mirar los toros desde la barrera y decir “yo hubiera hecho…”, o “yo haría…” Tendría que llegar realmente el momento sobre el que estamos teorizando para ver cómo reaccionaba, para ver lo que haría. Quizá nada me importara o quizá no podría vivir pensando que, en este momento, que es en el que la quiero, ella ha tomado otro camino y me ha dejado atrás.
-O a un lado…
-Donde sea. Sabes que no creo que la vida dé segundas oportunidades. Que si ahora no ha sido, no va a ser nunca. Que hay un momento para cada cosa y una cosa para cada momento. Que lo difícil es hacer que la cosa y el momento encajen. Y que si no encajan cuando queremos que lo hagan, no va a haber nunca nada que los haga encajar.  
Noto como se me cierran los ojos. El whisky y el sueño conjuran contra mi consciencia. Oigo como, mientras me acaricia la cara, murmura para sí “mi pequeño príncipe” y aún me da tiempo a preguntarle, antes de que el sueño gane esa batalla, qué pensaría su novio si nos viera así.
-Él sabe lo que hay entre nosotros y creo que eso es lo que hace que esté orgulloso de mí. Hoy podría estar aquí, pero ha preferido que estuviéramos solos.
Despierto el sábado por la mañana. Me ha arropado con una manta y está sentada a mi lado. Sonreímos. No nos hace falta decir nada para despedirnos. Sabemos que ha llegado el momento de separarnos pero que, seguro, va a haber más momentos como éste aunque no nos gustaría que llegaran nunca, a pesar de ser sólo estas temporadas las que aprovechamos para estar cerca el uno del otro.
Las cicatrices nos recuerdan de dónde venimos, pero no nos dicen hacia dónde vamos.

lunes, 7 de noviembre de 2011

UNA NOTA SUELTA (X)

Mientras él era algo abstracto entre nosotros, aún había lugar para mi esperanza. Cuando tomó cuerpo, comprendí que se esfumaba para siempre mi remotísima posibilidad, si es que alguna vez existió más allá de mis deseos...

domingo, 6 de noviembre de 2011

OTRA RACIÓN DE DOLOR

Cómo duele perderte sin haberte llegado a tener. Que broten lágrimas cada vez que pienso en ti. Que no sean mis labios los que te besen, mis brazos los que te acojan. No ser yo quien espante tus pesadillas. No ser quien te haga volver de tus espasmos nocturnos. No ser golpeado por uno de ellos o por todos a la vez.

Cómo cuesta no dejar salir la mezquindad que me hace desear que te salga mal (1), aun sabiendo que ello no quiera decir que yo vaya a aparecer en tu horizonte. Retener dentro de mí al tipo patético que siempre he sido pero he podido mantener oculto para ti hasta ahora.

Cómo amarga el sabor de la derrota a pesar de estar acostumbrado a él. Tragarme la hiel y las lágrimas al estar frente a ti y hacer que sólo veas una sonrisa que no parezca forzada.

Cómo atormenta tener las respuestas pero no las preguntas. No tener valor para formularlas.

Cómo jode despertar y ver que la vida, mi vida, no termina junto a ti, como en mis sueños. Que mis pesadillas se han hecho realidad. Darme la vuelta a tres pasos de ti para no verte. No poder consumar este deseo de hacernos el amor.

Cómo empujan estas ganas de poner fin a todo. De que acabe el sufrimiento dando igual los medios. Qué putada ser tan cobarde.

NOTA:
(1) Que todo el mal que yo le desee, vuelva a mí multiplicado por mil. Por si es necesaria la aclaración.

sábado, 5 de noviembre de 2011

LA PALABRA MALDITA

Una palabra. Sólo una palabra. De todas las palabras que existen, tuviste que pronunciar precisamente ésa. La palabra maldita. Que no deja de retumbar en mi cabeza trayéndome recuerdos de la peor época de mi vida. Que ha hecho que tenga auténtico terror a quedarme contigo a solas. Esa puta palabra que nos ha alejado. Y habrá de pasar mucho tiempo para que se restañe la herida que ha causado y pueda volver a recuperar la confianza que tenía contigo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

LO QUE TENÍA QUE HABERTE CONTADO ESE DÍA Y AHORA ESTÁ FUERA DE LUGAR, PERO QUIERO QUE LO SEPAS. NECESITO DECÍRTELO Y ASÍ PODRÁS ENTENDER

Zaragoza, 19 de agosto de 2011
… Respecto a eso que dijiste ayer de “Como… sin serlo” o lo de que te sentías (aquí iría la maldita palabra), quiero que sepas que nunca ha habido nada más alejado de mis intenciones, ni de mi forma de ser y pensar. Si en algún momento te he hecho sentir así es que yo no he aprendido nada en todos los años vividos y no sabes cuánto lo lamento.
… No sé si recordarás la conversación que tuvimos el día de Reyes. Yo te pregunté si había alguna posibilidad de que cambiaras de opinión respecto a mí. Contestaste que no, que me querías pero que no estabas enamorada de mí. Te dije que si estabas segura, que una vez que te sacara, -me señalé la cabeza y nos descojonamos- no volverías a entrar, pero que, por si acaso, yo no andaría muy lejos por si eso sucedía. Y ya estabas empezando a salir porque yo bien sabía que entre nosotros no iba a haber nada más de lo que había, -aunque uno, cuando se ha querido como yo lo he hecho, siempre deja algo dentro por si, al fin, se produjera el milagro que un día esperó que tuviera lugar, (ya sabes, “Seguiré esperándote. Imaginando cómo sería…” y termine “Si no es ahora será dentro de unos años. Mientras tanto…”). Bien, pues estabas casi fuera cuando entre finales de abril y principios de mayo, al despedirnos, te dije “Sé que nunca he estado en tu mapa pero no pierdo la esperanza de estarlo un día”, y tú, antes de entrar al taxi, gritaste “No la pierdas nunca”. ¿Ves?, de ti también me había empezado a despedir. Pero esa frase… Esa frase me hizo volver a pensarte…
… En cuanto a lo de los regalos… Qué decir. Creo que alguna vez te lo comenté. Prefiero regalar a que me regalen. Y sí suelo regalar a las personas que son especiales para mí. No sé, es como si quisiera cubrir alguna de mis carencias: mi frialdad en el trato; mi dureza, a veces; el parecer un témpano de hielo sin poder demostrar mis emociones… Hay una cosa que no sabes y en la que estamos muy pocos en el secreto. No quiero que esto sea una especie de justificación ni de hacer que pienses que soy un tío cojonudo. No. Soy tan mezquino como los demás. Soy un hombre, eso no lo debemos olvidar. Bueno, pues allá va. Hace ocho años, cuando murió P., las niñas tenían que volver con su madre. No sé si alguna vez te he dicho cómo es la madre de las niñas, pero sin hacer demasiados esfuerzos podrías imaginártelo. Bien, pues a los pocos días de enterrarlo, T., J., y yo nos reunimos para ver cómo íbamos a “controlar” el estado de las niñas. Decidimos que nos las llevaríamos de paseo todas las semanas y cubriríamos sus necesidades básicas (ropa, comida, educación…). Esa época en la que iba tan a menudo a Madrid, iba a verlas. Ahora lo sigo haciendo, más espaciadamente, pero sigo viéndolas. Por cierto, las niñas tienen 22 años que cumplió Tania en junio y 19 que va a cumplir Lidia en diciembre, el día 11. Me jode recordar la fecha exacta de su cumpleaños y no la de Tania. Y lo sé porque ella era la niña de mis ojos cuando era pequeña. Decía que quería ser mayor para casarse conmigo. Son tan lindas. Si las conocieras… Tania, si todo sigue como hasta ahora, acabará el año que viene la carrera. Empresariales. Lidia empieza Derecho. Son nuestras universitarias. Son nuestras niñas. Y estamos orgullosos de ellas. No quiero que pienses que te cuento esto para que veas lo maravilloso que soy, lo buena persona. No. Es para explicarte que hacer un regalo no es algo extraordinario sino lo normal. No busco que me correspondan. Es más, me molestaría que alguien creyera sentirse obligado a devolverme el regalo. Cuando regalo algo no busco nada, no lo hago esperando algo. No hay segundas intenciones. Regalo y punto.
… Ojalá se te dé todo como deseas. Sabes que lo peor que te deseo a ti es lo mejor que quiero para mí. Yo seguiré por aquí por si algún día necesitas hablar o lo que sea y te acuerdas de mí. Porque siempre he estado, estoy y estaré. Para lo bueno. Para lo malo. Para todo.
… Aunque sigas pensando que no soy objetivo, te repito lo que te he dicho varias veces. Aunque yo no hubiera sentido nada por ti, siempre hubiera pensado que, si como mujer eres un diez, como persona eres, al menos, un veinte (no me gusta exagerar). Contigo me siento a gusto, puedo hablar de cualquier cosa sin cohibirme, puedo mirarte a los ojos… No sé si me explico bien.
… Estaré una temporada, diez o doce años calculo, sin verte, hasta dejar de estar en constante alerta, y a ti se te quite esa sensación de (la palabra maldita), para que no quede en ti el recuerdo de que soy el tipo imbécil que te (otra vez la puta palabra).