jueves, 9 de febrero de 2012

EPÍLOGO. (LA CANCIÓN PROMETIDA)

Gracias. Una y otra vez. Por todo. Siempre.

Para imbuirme de inspiración
y terminar pronto este canto,
acabo otra vez borracho
finiquitando todo el licor.

Me acompaña en mi delirio
el gato negro de mis madrugadas
que me muestra la bajada
para caer pronto al abismo.

Mi dipsomanía,
esta falta de ganas,
no creer en un mañana,
acortan más mis días.

A punto de perder la razón
y antes de caer al suelo
me entretengo con el vuelo
de un tiempo que fue mejor.

En ese preciso momento
llego a la conclusión
que lo mejor del adiós
es la posibilidad del reencuentro.

Mi dipsomanía,
esta falta de ganas,
y no creer en el mañana,
acortan más mis días.

Y se acabará mi vida
en un incontrolable derroche
de cientos de noches
en callejones sin salida…
Con mi dipsomanía,
renunciando a mis sueños,
sintiéndome tan pequeño,
digo adiós a aquellos días.

Todos los momentos son perfectos para el amor.
Este es el único adecuado para nuestro adiós.

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario