Guardo en una caja metálica
los miles de besos que me despreciaste.
Haré un agujero en mi alma
para enterrarlos y que no vayan a otros labios.
*****
Mis manos acarician el vacío,
mis besos caen donde estabas un segundo antes,
sólo escucho los silencios que me dejaste,
ya sólo me queda el olvido.
*****
Sé que han de volver los violines a mis días,
a revolotear dentro de mí las mariposas,
a brillar sólo el arcoíris en mi cielo.
Madrid, Zaragoza. Verano 2008.
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