lunes, 29 de agosto de 2011

DÍAS FELICES

Hay días que amanecen siendo tan lunes
que hacen olvidar el dulzor de la resaca de los amores de domingo
inundando todo con su amarga luz.

Hay lunes que desearían ser cualquier otro día
para no oir los lamentos de los muros de los cementerios
cuando envías a tus treinta y dos guerreros con sus puñales dorados
a arrancar mi corazón petrificado para que lo exhibas como trofeo.

Hay lunes tan cruelmente azules
que se dedican a descorrer las cortinas
que ocultan los fantasmas de todas mis amantes
para que te confiesen mis secretos más oscuros.

Hay días que son tan lunes
que los futbolistas aprovechan su día libre
para follar con las plañideras que acuden a mi entierro.

Hay lunes, tan jodidamente lunes como éste,
que dejan en la boca el regusto a cobre
que precede al infarto.

Pero hubo un lunes, gris, frío, tan metálico,
tan contundentemente lunes,
que quiso llenarse de gemidos
en el que el mundo estuvo a punto de ser perfecto.

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