Por fin soy consciente de que mi vida está en ruinas. Y de que han de pasar muchos años para que encuentre ganas de volver a reconstruirla porque el esfuerzo no merecerá la pena si tú no vas a estar en ella.
Por fin soy consciente de que ya nada vale la pena. Porque el lugar que yo querría ocupar se lo has reservado a otro. Y siempre me preguntaré, –ya se sabe, los restos de una educación machista- qué tiene él que no tenga yo. Qué te dio él que yo no supe darte. Qué viste en él que yo no supe mostrarte. Qué me quedó dentro que no supe hacer aflorar.
Por fin me he dado cuenta de cuál es mi sitio. Y sé que no es a tu lado. Seré discreto al marcharme. No llegué con fanfarria. No me iré con estrépito.
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