jueves, 10 de noviembre de 2011

AGRADECIMIENTOS

Ya sé que lo normal es que los agradecimientos sean lo primero que se escriban pero he querido esperar hasta el final para no olvidarme de nadie. Y, con esto, ya queda, definitivamente, cerrado el círculo.

A M.M.A.C. Si no hubiera acabado en esta ciudad huyendo de ti, nunca hubiera conocido a gente tan maravillosa como en estos casi cuatro años y medio que llevo viviendo aquí. A pesar de todo lo que me has hecho pasar, al final tengo que estarte agradecido. Siempre terminas ganando.

A Laura, por todos estos años de lucha por mí, por no dudar en ningún momento, por creer en mi palabra a pesar de no conocerme de nada cuando fui a tu despacho por primera vez y te expuse el caso. Por el abrazo y las palabras del 4 de junio. Por frenarme el 1 de octubre y no dejar que me humillara una vez más. No puedo, ni quiero, olvidarme de Mabel, que me abrió las puertas de vuestra casa.

A Tonino (Chema), por tantas cosas… Por cogerme siempre de la mano y guiarme cuando todo estaba envuelto por la oscuridad. Por escucharme, por aconsejarme, por esos paseos tempraneros por la ribera del Manzanares. Por haberme levantado tantas veces…

A los que siempre habéis estado, a los que nunca os fuisteis, a los que habéis llegado y parece que con intención de quedaros. Gracias por los momentos que hemos vivido. Pero mucho más por los que han de llegar.

A Ainhoa, por comprender, sin preguntar, lo de aquella noche. Te quiero.

A E.F.R. y V.E.B.M., por las tilas y los cafés acompañados de lágrimas. Por decir que os gustaría para vosotras un hombre como yo (soy un puto crack). Las cracks sois vosotras. Gracias por levantar mi ánimo cuando más lo necesitaba y esos subidones de autoestima que me recetabais.

A Ana, por estar siempre que te necesito y no quejarte por llamarte sólo cuando te necesito. Ahora que esto va a acabar en tus manos, -y te voy a dejar descansar una temporada-, cuídalo. Estoy yo, tu “pequeño príncipe”.  (“Este es para mí el paisaje más hermoso y más triste del mundo…” “¿Te lo sabes de memoria?”.”No. Es que yo soy el Principito”). ¿Recuerdas? Así nos conocimos. Gracias por escucharme.

Y, especialmente y por encima de todos los demás, a ti. Por ser mi amiga. Por el cuaderno y todo lo que trajo consigo: las ganas de volver a escribir, de componer canciones. Por la inspiración. Por haberme dejado entrar en tu vida. Por las coronitas. Por los experimentos con los mojitos, sobre todo el de calabaza. Por algún baile totalmente arrítmico que nos marcamos. Por haber reído y llorado conmigo. Por hacerme amar esta ciudad. Por haber perdido parte de tu tiempo en conocerme. Por pensar que soy buen tío (a ti también te he engañado; soy bueno, ¿eh?). Por ayudarme siempre y dejar que te ayudara. Por haberme devuelto la sonrisa. Por hacer que tuviera ilusión. Por hacerme creer que todo es posible. Por los abrazos cuando más perdido estaba. Por ese mail del 4 de junio que siempre negaremos que enviaste. Por tu risa. Por tantas y tantas cosas que si enumerara todas no habría suficiente papel ni tinta en el mundo. Y, sobre todo, por ser tú, tan tú. No cambies nunca. Siempre estarás en mis oraciones, (36 Padre Nuestros y 1 Ave María). Cada vez que alguien, o yo mismo, pronunciemos tu nombre, me recorrerá un escalofrío y brotará, espontánea, una sonrisa. Te quiero y siempre te voy a querer, con esa intensidad y ese amor indestructible, incondicional y desinteresado que se reserva para los buenos amigos.
Aunque no me veas, siempre voy a estar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario