sábado, 26 de noviembre de 2011

A VUELAPLUMA (XXIX)

Yo sí me enamoré de la mujer adecuada. El problema es que ella nunca consideró que yo fuera el hombre adecuado con el que compartir su vida.

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No me cansé de esperarla. Pero no pude esperarla eternamente.

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Ahí va mi vida, tan hecha jirones que hasta las hienas la desprecian.


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