domingo, 18 de marzo de 2012

UNA NOTA SUELTA (XXI)

Todos mis despertares, hasta mi último día, tendrán las mismas preguntas: “¿Hice todo lo que pude? ¿Pude haber hecho más? Si hubiera hecho las cosas de otra manera, ¿hubiera cambiado algo?” Todos mis amaneceres tendrán el mismo lamento: “¡Joder, lo que me perdí!” Solo espero que en ninguno de los suyos se llegue a preguntar si nos perdimos algo. Aunque dada mi tendencia al masoquismo, a hacerme daño porque sí, porque creo merecerlo, si eso llegara a ocurrir, si se lo llegara a preguntar, fuera cual fuera la respuesta que se diera a sí misma, me gustaría que me lo dijera, saber si aquello que hice lo hice bien o que no era el momento adecuado o que nada de lo que hubiera podido hacer y de la manera que lo hiciera, habría hecho que el final fuera distinto, porque el problema soy yo.

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