lunes, 26 de marzo de 2012

CONDENADOS A ENGAÑARNOS

Dejemos las noches de luna llena para los amantes.
Aceptemos que nuestro amor está castigado a la clandestinidad de los callejones,
al olor de la sangre que huye tras el primer navajazo,
a los insultos de las putas estafadas por sus clientes.

Dejemos los besos del amanecer para los enamorados.
Conformémonos con los nuestros, con sabor a resaca,
con nuestros abrazos tan suaves como el granito,
con los “te quiero” que escapan de nuestros labios por efecto de la novocaína.

Dejemos que el amor viva en quien lo merece.
Arrastremos eternamente la condena de soportarnos
para hacer más llevaderas las noches de luna llena,
que nunca serán nuestras, porque pertenecen a los que aman.

Mientras, tú y yo continuaremos condenados a seguir engañándonos.

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