De martes a martes,
como dos viejos amantes,
así nos vemos.
Como si estuviera prohibido,
escondiéndonos del mundo,
hablándonos quedo.
De martes a martes,
como dos viejos amantes,
así nos vemos.
De semana en semana,
en eso han quedado
los sueños que un día tuvimos.
De martes a martes,
como dos amantes clandestinos,
así pasa ahora nuestro tiempo.
Todas las semanas,
de martes a martes,
excepto las que tú no quieres
y las que yo me castigo sin verte.
Pero, a modo de disculpa,
todos los días te escribo una carta.
Cartas que nunca lees
porque te llegan los sábados.
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