miércoles, 25 de mayo de 2011

UNA OBVIEDAD

Que te quise es una obviedad. Aún recuerdo cómo me sudaban las manos cuando me acercaba a ti. Que te sigo queriendo es indudable. Ya ves que me sigo ruborizando cada vez que estoy contigo. Que te voy a querer siempre es irrenunciable. Todos mis poros gritan tu nombre y, de tanto gritarlo, van a terminar haciendo que quede grabado para siempre en toda mi piel.

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