Que te quise es una obviedad. Aún recuerdo cómo me sudaban las manos cuando me acercaba a ti. Que te sigo queriendo es indudable. Ya ves que me sigo ruborizando cada vez que estoy contigo. Que te voy a querer siempre es irrenunciable. Todos mis poros gritan tu nombre y, de tanto gritarlo, van a terminar haciendo que quede grabado para siempre en toda mi piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario