sábado, 21 de mayo de 2011

DEVENIR

Tú y yo.
Desnudos en medio de aquel gélido febrero
adelantando primaveras cada noche
en nuestra azotea,
                               asustando a los insectos
que, cobardes y recelosos, no se acercaban
por miedo a morir en nuestro fuego.

Tú y yo.
Buscando bajo los adoquines de ese mayo
que estuvo a punto de ser tan nuestro,
retazos de una luna llena tan
envidiosa,
siempre amenazando con el olvido,
atenuando su brillo para que no nos encontráramos.

Tú y yo.
Yo rompiendo la magia de un agosto ya sin azoteas,
borrando los colores de los abanicos
que guardaban entre sus varillas
tu promesa de volver cada noche.

Tú y yo.
Contemplando tras las ventanas
cómo transcurría el septiembre que nunca nos perteneció,
pero que dejó marcado para siempre en mi memoria
la suavidad de tu piel,
su aroma,
con la misma fuerza que mis dedos
aún guardan recuerdo de tu humedad.

Octubre es un mes que nunca existió en nuestros corazones,
para nosotros la vida siempre comenzó en noviembre.

Recuerdo aquel año, tan par, tan cruel, tan perfecto,
al que estuvimos a punto de robarle diciembre
y hacerlo nuestro para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario