jueves, 21 de julio de 2011

A VUELAPLUMA (II)

De vez en cuando, inesperadamente, llegan personas a nuestras vidas que, de una manera u otra, se quedan para siempre. Yo no soy de esos. No he encontrado un corazón en el que acurrucarme.
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Otras veces conocemos personas que dejan una huella indeleble en nosotros y cuando se van, sentimos ganas de volver a encontrarnos con ellas. Tampoco soy de esos. Procuro no dejar ningún rastro
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Nunca me iré porque nunca habré llegado.

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