Mi propósito para este año que ya está llamando a
la puerta es derrotar al pudor. Derrotar el pudor de decir “te quiero” a todas
las personas a las que quiero. Un “te quiero” no implica nada más que eso,
cariño, aprecio… Decir “te quiero” a la menor oportunidad, porque no basta con
que lo sepan. Hay que verbalizarlo. Vencer al pudor de abrazar. Así, sin venir
a cuento. Que sepan que estoy ahí, que siempre voy a estar. Vencer al pudor de
llamar a aquellos con los que quiero pasar más tiempo. Prestarles la atención
que merecen y hacerles saber que cada minuto que paso con ellos es mágico,
especial, porque ellos llenan cada momento de mi vida. Y que atesoraré cada
segundo que pasemos y no olvidaré ninguno de ellos. Vencer el pudor de decirles
que me son muy necesarios, que los quiero en mi vida. Que los necesito. Vencer
el pudor de hacerles saber con un brindis, -y brindar por todas esas cosas que
tenemos pendientes-, que cada día juntos es especial y que no lo cambiaría por
nada. Vencer el pudor de pedir perdón por aquellas cosas mías que les hacen
sentir mal. Vencer el pudor, -y el miedo-, de recuperar conversaciones que,
quizá, tengamos pendientes y ninguno nos atrevemos a sacar esos temas por temor
a perdernos o a que los malentendidos crezcan y se enquisten sin darnos cuenta
que nos hace más daño permanecer en silencio y hacer como si nada hubiese
pasado. Vencer el pudor de besaros porque sí. Porque habré derrotado el pudor
de deciros Porque habré derrotado el pudor de deciros a cada uno de vosotros:
“¡TE QUIERO!”.
Que así sea... ¡Feliz año!
ResponderEliminarIgualmente. Y que que se cumplan incluso aquellos sueños que aún están por ser soñados.
ResponderEliminar