En cada esquina, madre,
en cada esquina,
temo que ella me encuentre
y al fin me mate.
Tengo miedo, madre,
tengo miedo,
de verla de nuevo en la calle
y no poder engañarme.
Sin previo aviso, madre,
sin previo aviso,
clavó en mi pecho
su puñal frío.
Que me quería, madre,
dijo que me quería,
y en ese momento
acabó con mi vida.
Pero de noche, madre,
todas las madrugadas,
entre mis sábanas negras
vuelvo a buscarla.
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