sábado, 28 de enero de 2012

A VUELAPLUMA (XXXVII)

No se muere de amor. Lo sé. Se muere de desamor. Y yo estoy dando mis últimos estertores.

***

Nunca me he comportado como el perro del hortelano. Me basta una ligera señal para hacerme a un lado y desaparecer. Los que me conocen saben que unas veces lo he hecho de manera gradual. Otras, como ésta, como tantas otras, abruptamente.

***

Lo que escribo no tiene, necesariamente, que ser fiel reflejo de lo que siento en el momento de escribirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario