Hay días que pasan como trenes de mercancías. Otros, los menos, son aviones supersónicos.
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Cada despertar trae nuevas esperanzas de que, por fin, lleguen los abrazos, los besos, las caricias; la ilusión de consumar este amor que me consume.
Cada anochecer es la certeza de tener que enfrentarme a la insondable oscuridad que es mi vida sin ti.
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¡Qué difícil se va a hacer mi recta final sin ti!
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