sábado, 7 de enero de 2012

A VUELAPLUMA (XXXIV)

Sin temor a equivocarme, dos de las mejores cosas que me pasaron en la vida fueron conocerla y enamorarme de ella. A pesar del resultado.

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No solo quise sus noches. Sobre todo deseé haber hecho nuestros todos los amaneceres.

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No se tiene a las personas. No se las posee. Pero yo hubiera querido ser suyo. Siempre. Para siempre.

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Desde el día que la conocí deseé no defraudarla, no decepcionarla. Ojalá ese sea el recuerdo que guarde siempre de mí…


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