Uno, en su ignorancia, en su estulticia, en su egoísmo, se pregunta por qué, en lo que entiende que era igualdad de condiciones, no fue el elegido y cree adivinar la respuesta. Y no le gusta, porque no habla bien de él y le hace saber, por si ya no lo tenía claro y con todas las señales posibles, que nunca será favorecido con su amor.
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