jueves, 29 de diciembre de 2011

SI ALGUNA VEZ…

Si alguna vez me ofrecieras tu mano
para guiarme por este mundo tan hostil
que no consigo entender,
en el que evito mirarte a los ojos
por temor a que descubras quién soy en realidad,
derretirías el hielo en el que estoy encerrado
y mis brazos volverían a ser una casa.

Si alguna vez me ofrecieras el brillo de tus ojos
para iluminar el camino que hoyan mis pies vacilantes,
temeroso de volver a tropezar, caer y no levantarme,
se volverían arenilla estos bloques de piedra
que tienen aprisionado y volvieron insensible mi corazón.

Si alguna vez le ofrecieras a mis labios
seguir el curso de tu boca
hasta el nacimiento de tus pechos,
dejándoles conquistar sus cimas rosadas,
invitándoles a descansar en la suavidad de tu vientre
antes de agasajarlos con la ambrosía de tu manantial de vida,
que es mi esperanza, mi particular El Dorado…
Si alguna vez, digo, te decidieras a obsequiarlos con todos tus sabores,
harías saltar en pedazos todos los muros de esta prisión
en la que permanezco confinado,
dejando entrar, aunque solo fuera un instante,
la luz, un rayo de tu luz, en mi vida…

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